La otra cara de la comedia romántica.
By.Ernesto Vargas H.
- Agradecimientos a Marco González Ambriz de la Revista Cinefagia
Mucha gente desconfía de las comedias románticas por su visión determinista de algo tan incierto como es el amor, como si conocer a tu pareja ideal fuera cuestión de seleccionar a alguien con quien aparentemente no tienes nada en común, meterte en un enredo ridículo donde tienes que ocultar tu verdadera identidad y luego pasarte 90 minutos de proyección discutiendo hasta que llega el momento de hacer una confesión, de preferencia frente a otras personas. Por suerte, el director Marc Webb eligió la otra vertiente de la comedia romántica para su debut en el largometraje.
Sin ser perfecta, 500 días con ella es una agradable película sobre cómo el amor no funciona, de lo difícil que es saber si tu pareja siente lo mismo que tú y de cómo uno se niega a dejar atrás los momentos compartidos, buenos y malos, aún cuando tus amigos tienen razón cuando te dicen que lo mejor es que te olvides de ella. Marc Webb, trabajando a partir de un guión de Scott Neustadter y Michael H. Weber, nos cuenta una historia sobre el amor desde el punto de vista masculino, lo que nos remite a títulos tan ilustres como Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, La ciencia del sueño y Annie Hall. Como en Eterno resplandor, la narración de 500 días con ella arranca con el rompimiento y de ahí regresa en el tiempo a las diferentes etapas de la relación, anteponiendo las emociones a la cronología.
En muchas comedias románticas los defectos de los protagonistas se deben a un error de cálculo, como en esas horrendas películas donde el director y los guionistas están convencidos que Matthew McConaughey y Kate Hudson son adorables mientras uno hace votos por que salga un camión que atropelle a ese par de engreídos. En 500 días con ella, por el contrario, las limitaciones de Tom Hansen (Joseph Gordon-Levitt) son evidentes para todos los que le rodean, incluyendo a los responsables de contar su historia. Algunos críticos se han quejado porque la protagonista Summer Finn (Zooey Deschanel) está un tanto desdibujada, pero yo creo que esa era justamente la intención de los guionistas. Tom cometió el error de enamorarse de Summer sin conocerla, algo que es evidente para sus amigos, sus compañeros de trabajo, su hermanita adolescente y hasta para el narrador de la película, quien desde el principio nos explica que la relación no va a prosperar.
Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel en 500 días con ella Hay un prólogo donde ese mismo narrador nos cuenta los antecedentes de los protagonistas. Ahí aprendemos que Tom ha vivido en la creencia que las canciones de pop británico de los 60 (por ejemplo, “Bus Stop” de los Hollies) son verídicas, mientras que Summer dejó de creer en el amor a raíz del divorcio de sus padres. Esta presentación es un tanto esquemática, lo que en otras circunstancias podría ser molesto. No lo es porque la película, con sus números musicales y sus efectos visuales, mantiene un tono de ensoñación similar al de Amelie, de Jeunet, o tal vez Citizen Dog, del tailandés Wisit Sasanatieng, aunque la falta de experiencia del director en ocasiones lo lleva a sobrecargar el relato con citas musicales y cinematográficas.
Una cosa es que a los personajes les guste ir al karaoke a cantar “Here Comes Your Man” o “Sugar Town”, o que Tom crea que el hecho de que a Summer también le gusten los Smiths es señal de que son el uno para el otro, y otra que el soundtrack esté fríamente calculado para repetir el éxito de Garden State o Rushmore. Otro tanto pasa con las referencias fílmicas. Tom no tiene la manía de ver Nuit et brouillard una y otra vez, como Alvy Singer, pero sí acude a la cineteca para chutarse dramones europeos “de arte” y cortarse las venas con galletas de animalitos, costumbre que el director aprovecha para meter unas débiles parodias de Bergman y Fellini. También hay imágenes que por su cursilería podrían ser un homenaje a Claude Lelouch (vgr. el reencuentro en el tren). Eso sí, cuando Webb pone estos recursos al servicio de la narración el resultado puede ser excelente, en especial la pantalla dividida que contrasta las expectativas de Tom con la realidad.
Zooey Deschanel y Joseph Gordon-Levitt en 500 días con ella Un acierto del director fue reclutar a Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel para protagonizar 500 días con ella. Gordon-Levitt tal vez no sea el primer actor que nos viene a la mente cuando pensamos “galán de comedia romántica”, aunque esto se debe a que en el género se acostumbra darle esos papeles a una estrecha gama de metrosexuales: los McConaughey, los Marsden, los Reynolds, etc. En una de esas películas de fórmula Joseph Gordon-Levitt estaría condenado a interpretar al amigo chistoso. La vulnerabilidad que el actor había mostrado en cintas como El vigía o Tiro mortal se ajusta a la perfección al personaje de Tom Hansen, quien debía tener una necedad un tanto infantil para llenar los requerimientos del libreto. Zooey Deschanel siempre me ha parecido una actriz de teflón, no hay forma de saber si hay algo detrás de esos ojazos azules, pero en 500 días con ella esa misma opacidad es lo que le da vida a Summer Finn.
Obviamente la reacción que tengan frente a esta película dependerá mucho de su historial amoroso. Si, como yo, pueden identificarse con un tipo que decide que ama a una chica y luego se tarda un mes en dirigirle la palabra, entonces entenderán por qué a Tom le cuesta tanto trabajo preguntarle a Summer si son novios, amigos con derechos o simples conocidos. Habrá quien sienta que el preciosismo del director arruina la historia o quienes prefieran la comedia romántica tradicional, con sus héroes preternaturalmente guapos y su clasismo “aspiracional”. Creo que las fallas que pueda tener 500 días con ella se compensan con la sinceridad del guión y el calibre de las actuaciones, aunque tampoco me atrevería a compararla con una auténtica obra maestra como La ciencia del sueño.
P.D. si pueden vean la version en INGLES.
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